" Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.- El mundo es eso - reveló-. un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con la luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay gente de fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores.
Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas; algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman, pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende. "
¿Que se puede decir de esto? ¿Como lo podemos interpretar? ... "Hay que aprender a ver con el corazón, por que lo esencial es invisible a los ojos"...Dijo el autor del principito... A muchas personas se les dificulta esto, por esa razón lo digo ahora fuerte y claro... "TENEMOS QUE TENER EL CORAZÓN ARDIENDO, QUE LA GENTE NO PUEDA MIRARNOS SIN PARPADEAR, QUE TODO AQUEL QUE SE ACERQUE A NOSOTROS SIENTA NUESTRO FUEGO Y NO SOLO ESO, SINO QUE SE CONTAGIE, Y ESTO SE VUELVA UNA EPIDEMIA"...
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